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El cínico y el hambre

El cínico y el hambre

 Vamos a comenzar con la palabra de hoy, cínico: dicho de una persona que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas. A pesar de que parezca que se trata del título de una fábula, la verdad es que este editorial solo pretende hablar de hechos. Por eso se consulta el diccionario de la Real Academia Española, porque no pretendemos caerles a cuentos.

Los hechos afirman, por ejemplo, que la Comisión de Derechos Humanos del estado Zulia determinó en un reciente trabajo de investigación realizado con una muestra de 1.200 familias de los municipios más poblados que 6 de cada 10 hogares declaró haber comido una vez o dejado de comer en todo el día, entre 1 y 4 veces a la semana.

También es un asunto conocido que el 18 de abril Nicolás Maduro anunció un acuerdo de alto nivel con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, pero nunca dio detalles de lo que se trataba. Sin embargo, la noticia se confirma con la llegada al país de 42.000 paquetes de comida destinados a los niños y personal de las escuelas con la intención de socorrerlos ante la crisis alimentaria que enfrentan.

Sigue siendo algo comprobable que estos paquetes están siendo resguardados en el estado Zulia y que por allí comenzará la repartición que hará el personal del PMA. Nada de este operativo será coordinado por el régimen, pues desde la adquisición de los alimentos como la distribución correrá por cargo de la oficina de la ONU.

Hasta aquí nada se ha inventado. Sin embargo, hay que hablar de cinismo y del cínico, el inquilino de Miraflores. La razón por la cual esta oficina de la ONU hace estos envíos y pretende seguir trayendo comida para repartirla entre escolares es porque la desnutrición en los niños del país es un fantasma galopante. Por supuesto que, haciendo gala de su desvergüenza, él y sus mandaderos se encargarán de decir que esta situación ocurre por la “guerra económica”; seguramente se llenará la boca diciendo que es por eso que reparte un poco más de un dólar mensual con el sistema Patria, para “paliar” la situación y “ayudar al pueblo”.

Pero el hambre es algo que no se puede esconder y nada tiene que ver con sanciones internacionales. Este es un tema que hace brutalmente evidente la destrucción que ha llevado a cabo el régimen. No solo en el Zulia, sino en toda Venezuela, los niños, las familias enteras dejan de comer y tratan de sobrevivir con lo poco que encuentran. Algunos se aventuran a escarbar la basura. Pero los organismos internacionales saben ya que la situación es demasiado crítica y por eso se han decidido a intervenir, porque mientras el jefe del PSUV gasta dinero en campañas electorales, el país se muere de hambre.

Así que el cuento del cínico y el hambre no tiene un final feliz, sino más bien una evidencia criminal, pues este régimen se ha construido sobre puras mentiras, pero como se dijo antes, el hambre no se puede esconder y los responsables de causarla tampoco podrán hacerlo, porque estos son delitos de lesa humanidad.

Editorial del Nacional

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